La llegada de Xavi Hernández al banquillo del FC Barcelona tras la destitución de Ronald Koeman, ha supuesto un soplo de aire fresco para las filas blaugranas. Ha instaurado una forma nueva de ver y de hacer las cosas en el seno de una plantilla, baja de moral, que ha acogido de muy buen grado la llegada y las medidas del ex jugador y ahora entrenador.
Estreno con victoria en el derbi ante el Espanyol en el que se vio a un FC Barcelona con muchas ganas y muy buena actitud, resuelto con un polémico penalti (No era penalti), transformado por Depay. En el debut en Champions del ex capitán culé le esperaba una final ante el Benfica. Cero a cero final en un encuentro que pudo caer para cualquier lado y ahora toca jugárselo todo ante el Bayern en Münich. En su tercer partido, victoria por 1-3 con mucha polémica, en el que los jugadores del Villarreal reclamaron hasta dos penaltis. Los dos claros, pero especialmente el primero, en el que Gerard Piqué comete manos en un intento por taponar un tiro a puerta. Incomprensible cómo el Var no llamó a Soto Grado para ver la jugada.
Un empate en casa en Champions y dos victorias con mucha polémica es el balance de Xavi al frente del FC Barcelona. Lavado de cara o maquillaje a un equipo con una plantilla mal planificada y falto de calidad.
El próximo compromiso el sábado ante el Betis (16.15h) nos dará algo más de luz en un Barça en el que veo más sombras que luces y al que parece que una 'misteriosa mano' le está sosteniendo por momentos. Esta mañana llegué a escuchar en un medio radiofónico que estamos en plena operación 'Salvar al soldado Barça' y que hay que meterle en Champions sí o sí.
Cada uno que piense lo que quiera...
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